
Si la primavera es la estación de los colores verdes, rojos y blancos, el otoño es el de los colores ocres. Cada estación tiene su encanto y su razón de ser, en la naturaleza nada es casual.
«El otoño es una segunda primavera, donde cada hoja es una flor». Albert Camus
Los ocres del otoño con todas sus tonalidades tienen que ver con un proceso natural que se da en los árboles de hoja caduca, la caída de las hojas.
Las hojas son la fábrica del árbol donde mediante la fotosíntesis y gracias a la energía del sol, las plantas producen las sustancias necesarias para su subsistencia.
Con la llegada de las estaciones frías, otoño e invierno, la luz solar baja su intensidad y con ello se dificulta la realización de la fotosíntesis. En ese momento algunas plantas deciden desprenderse de sus hojas e iniciar un periodo de reposo hasta la próxima primavera.
Se inicia entonces un proceso de cambios hormonales en la planta que culmina con la abscisión (caída) de las hojas.
Poco a poco la planta deja de suministrar alimento a las hojas y estas van pasando del verde intenso del verano al amarillo, marrón, ocre, hasta que finalmente cae al suelo.
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!
Rubén Darío del poema al otoño
La primavera traerá de nuevo el despertar del colorido al campo.
Pero esto solo ocurre en algunas plantas, generalmente árboles o arbustos. Otros mantienen sus hojas todo el año, son conocidos como de hoja perenne. Entre ellos la encina, el olivo el pino etc., que han desarrollado diferentes sistemas de defensa contra las bajas temperaturas.
Pasear por el campo en cualquier época es un placer, pero el otoño tiene “un color especial” sobre todo si se hace al amanecer o al atardecer. La sinfonía de sonidos, colores y olores es algo indescriptible, relajante, sanador.
También en las ciudades se pueden distinguir en los parques estos dos tipos de plantas: perennes y caducifolias. La próxima vez que los pasees obsérvalo.
«El otoño es del corazón y en él se queda para siempre». Alfonso Solá González